Edén
Lucas:
Samanta
camino rápido agarrada fuertemente de mi mano. Cuando estuvimos a una buena
distancia de la casa, disminuyo el paso caminando delante de mí.
—¿Quién
es ese Alejandro? —no pude evitar preguntar por el tipo ese —a tu hermano le
cae muy bien
—porque
son muy iguales —se detuvo y tomo una profunda respiración antes de voltear a
verme —para mi padre los apellidos
son muy importantes y el de Alejandro lo es, para él es importante que nos
llevemos bien con ellos
—¿ellos?
—si
con ellos —carraspeo y se enderezo —los Salazar son muy amigos de la familia
—resoplo molesta —palabras de mi padre, y solo por eso sus estúpidos hijos
deben ser nuestros amigos
—no
te caen para nada —no pude evitar reírme
—se
me nota... —se rió ella —Alejandro es un creído, ya lo viste tu y su hermana
Lucia —puso los ojos en blanco —es insoportable, solo pregúntale a Tian
—no
puedo creer que aún lo llames así —me acerque y enlace mi mano con la suya —te
extrañe tanto Sami
—no
me lo parece —ella sonrió y soltó mi mano —ven, no tardaran en buscarnos
La
seguí por un camino hasta que llegamos
al rio. El sol estaba en todo lo alto así que debían ser más de la una de la tarde.
—extrañe
vivir aquí —hablaba mas para sí misma —la ciudad no es lo mío, ahora entiendo a
mamá
—Sami,
¿estás bien?
—si
Lucas —miro a todos lados —sabes, he venido aquí unos años
—¿de
verdad? ¿Por qué no fuiste a casa?
—porque
no me dejaron —echo a andar por un camino que a simple vista no se veía—no
podía salir de la casa de tía Catalina —señalo un lado del rio —pero yo me
escapaba siempre que podía y venia aquí
—es
hermoso —mire el lugar con asombro, no era de extrañar que a Sami le gustara
este lugar —¡¿Qué estás haciendo?!
No
pude evitar gritar al verla quitándose la ropa.
—no
grites —se saco los shorts y se quedo en ropa interior —no se puede nadar con
ropa, ¿verdad? —se cruzo de brazos —¿Qué esperas?
—¿de
qué? —se acerco a mí y yo retrocedí hasta que me tope con un árbol —no me voy a
quitar nada
—peor
para ti
Se
puso de puntillas y cerró los brazos en mi cuello. Acerco el rostro al mío,
como si quisiera besarme y yo la rodee con los brazos. No me di cuenta de que
me estaba llevando al rio hasta que riendo me jalo del polo haciéndome caer.
—¡Sami!
—grite cuando emergí—¿Por qué me tiraste?
—no
te ibas a quedar a verme —nado lejos de mi —¿ahora si te vas a desvestir?
Sin
querer, reí y me acerque a la orilla. Desde el agua ella me miraba fijamente a
medida que me quitaba la ropa. Y cuando me quede en bóxers, y agradecí a mi
buena suerte que me puse unos hoy, entre al agua otra vez.
Sami
me llamaba como una sirena, despacio nade hasta ella que no hizo ningún ademan
para alejarse de mí.
—eso
estuvo mal Sami —no me resistí y la abrace por la cintura pegándola a mi cuerpo
—no debiste mojarme la ropa
—te
lo advertí —paso sus manos por mis brazos y las detuvo en mis hombros —te pedí
que te metieras al agua conmigo y no quisiste, no me dejaste mas remedio
—no
has cambiado nada
—¿y?
—con las manos en mis hombros y la vista fija en mis labio cerro el espacio
entre nosotros —no creo que eso te sorprenda
Me
beso y detuvo mi mundo por unos minutos. Luego me empujo y riendo se alejo un
poco de mi dejándome confundido, se agacho en el agua y me tiro algo que atrape
en el aire. Cuando lo estire mi cara debía decir todo lo que sentía por que su
risa fue fuerte.
Hice
una pelota su sostén y lo tire a la pila de ropa en la orilla. Ella nada
despacio de un lado al otro, su largo cabello negro se veía hermoso al flotar.
No intento huir cuando la atraje a mí y la bese otra vez, podía sentir sus
pechos desnudos apretándose a mi pecho.
Las
manos de Sami pasearon por mi cuerpo, por mis brazos, por mi pecho y se
detuvieron en mi... Oh señor, no, hay no. La empuje suavemente pero ella no
parecía querer dejarme ir.
—no
Sami —tomo cada gramo de mi autocontrol alejarme el espacio suficiente —no
puedo
—¿no
te gusto?
—me
gustas, claro que me gustas Sami es solo que yo no.... — me alejaba de ella
para ordenar mis ideas —espera Sami, ¿A dónde vas?
—a
casa, yo pensé que... —llego a la orilla y se apresuro a ponerse la ropa —lo
siento si yo te moleste
Llegue
a ella y trate de tomar de su mano, pero se soltó de mi. Mala señal.
—Sami,
no estoy molesto, es solo que... yo no puedo
—entiendo
—ella aún me daba la espalda —no tienes que decir más, lo siento —se sentó para
ponerse sus zapatillas —me perdonas, por....umm... tocarte
—no
—me senté frente a ella para poder mirarla a la cara, pero ella mantenía la
mirada en sus zapatillas
—yo...eh...lo
entiendo —mantenía la mirada en el suelo —te entiendo
—no
me entiendes —tome sus manos y las cerré tras mi cuello, ella levanto la mirada
y se veía confundida —me gusto que me tocaras, pero no podemos hacerlo
—¿Por
qué?
—yo
no... —me sentí tímido con ella —esperaba que tu... que nosotros —sabia que
primero tenía que hablarle de Paola, pero era ver sus ojos y perderme— yo no
traje nada...
—no
tienes condones —me quede en blanco, cuando ella lo dijo —¿Por qué no me lo
dijiste?
—olvídalo
—tome su rostro con ambas manos y la bese despacio —¿estás bien?
Asintió
y se estiro de nuevo tomando mi boca en otro beso. Si ella seguía tocándome así
no me iba a poder contener.
—Sami
vamos a casa
—ahora
no —me jalo hasta que quede sobre ella —no te detengas por favor —tomo mi mano
y la metió bajo su polo
Tal
vez no podía hacerlo con ella, pero podría hacerla sentir bien, al menos eso
pensé hasta que recordé que estaba recostada sobre hojas.
—princesa,
no te molestes, pero no
—está
bien —puso los ojos en blanco haciéndome reír —¿tu ropa seguirá mojada?
—creo
que si —me levante y la ayude a ponerse de pie —¿Qué tienes en mente?
—espera
y veras
Tomo
mi ropa y la exprimió la sacudió y la extendió sobre una roca para secarla.
Abrió mis zapatillas, y las puso en dirección del sol. Luego se desvistió una
vez más, y se metió al agua en toples. Ella quería volverme loco.
Nadamos
un rato mas, y nos besamos mucho. Ella trato de persuadirme para que hiciera
algo más que besarla y casi lo consiguió, casi. Mi ropa no estaba del todo
seca, pero no importaba me mantendría con la cabeza fría. Caminamos de la mano,
pero no volvimos por el mismo lugar por el que llegamos dimos una gran vuelta y
terminamos a un lado del camino.
Un
claxon, llamo nuestra atención, la noche ya estaba cayendo así que no pude ver
bien el auto que se nos acercaba. Instintivamente puse a Sami tras de mí,
cuando el auto se detuvo frente a nosotros.
—te
he buscado por todos lados —esa voz yo no la conocía —Bruno no te dijo que
estaba aquí, ¿verdad? —un tipo salió del auto parándose frente a los faros
—¿David?
—ella salió de detrás de mi —¡David! —grito y se tiro a sus brazos
—hola
pequeña —él la beso en la mejilla y luego en el cuello haciéndola reír, ya lo
odiaba —te he buscado desde que llegue, ¿Dónde estabas?
—por
ahí —rio y coqueteo con el delante de mí, me sentía un mirón —ya sabes que me
aburro a muerte cuando estoy encerrada
—lo
sé pequeña, y ¿él es?
Samanta
volteo aún en vueltas en sus brazos y me sonrió a modo de disculpa, ella había
olvidado que estaba ahí, con ella. Creo que podía oír a mi corazón romperse.
—el
es Lucas —estiro la mano hacia mi —Lucas, el es David y aunque no lo creas es
hermano de Alejandro
—Lucas,
ese Lucas “princesa” —dijo el idiota
—ella habla de ti, mucho si me permites decirlo
—y
dime David —apreté su mano con fuerza antes de dejarla ir —¿Qué te decía de mi?
—no
vas a decir nada David —Sami le dio un golpe juguetón en el brazo —te lo diré
después Lucas, vamos a casa tengo hambre
Ella
se deshizo del abrazo de el idiota, y me rodeo la cintura con los brazos. David
abrió mucho los ojos y disimulo su molestia con una sonrisa, yo no pude
contener mi sonrisa.
—pequeña —le susurre al oído a Sami —¿me
dirás todo después?
—¿celoso?
—antes de entrar al auto me beso en los labios —te lo puedo decir en la noche,
a menos que no quieras pasarla conmigo
Trague.
Ella y solo ella me hacía sentir como un bebé, imaginar a Sami en mis brazos
era mi mejor sueño.
—nada
me gustaría más —entramos a la parte trasera del auto —pero sabes que debo ir a
casa
—me
lo debes —se inclino y me beso en los labios —David, primero hay que dejar a
Lucas en su casa
—claro
pequeña —contesto el de inmediato —¿por dónde?
Sami
le dio las indicaciones y no se movió ni un milímetro de mi lado, se mantuvo
abrazada a mi todo el camino a casa. El idiota nos miraba de vez en cuando con
el ceño fruncido.
Al
llegar a casa muy a mi pesar tuve que despedirme y separarme de Sami.
—espera
aquí David —Sami salió del auto y tomo mi mano —solo saludo y salgo
—lo
que tu digas pequeña
Antes
de que pudiera tocar la puerta esta se abrió y Paola se lanzo a mis brazos.
—hola
amor —me dio un beso en la boca —¿Qué pasa? —miro a Sami, pero no me soltó
—hola
—hola,
me permites voy a pasar
—claro,
¿tú eres la novia de Brian? —Paola la miro de arriba abajo —yo soy la novia la
de Lucas, Paola
—¿la
novia de Lucas? —Sami le dedico una mirada que me asusto, jamás se la había
visto antes —el no me hablo de ti, que fea esa actitud, ¡hola papá!
Sami
entro y abrazo a mi papá, Brian salió a saludarla y la volvió a cargar como lo
hizo ayer, haciéndola girar en sus brazos.
—¿no
sabía que tuvieras una hermana? —Paola me tomo la mano para entrar juntos
—disculpen,
¿puedo pasar? —David nos paso en la puerta
—no
te dijeron que esperaras —no pude evitar meterme —Sami te dijo que no tardaba
—sí,
pero no me gusta dejar sola a mi pequeña princesa —sonrió con suficiencia y
paso
—¿y
él quien es? —Paola apretó mi mano llamando mi atención
—un
idiota
Antes
de que Paola me preguntara alguna otra cosa, la jale dentro de casa. En la sala
estaba papá sentado con Brian. Sami estaba en el brazo del sillón pequeño y
David estaba sentado en el.
—papito,
¿puedo pasar al baño?
—hijita
tú no tienes que pedir permiso —papá palmeo su rodilla —está siempre será tu
casa
Sami
se levanto y paso al baño. Brian levanto las cejas varias veces y me pregunte
que estaba pensando. Me temía que no iba a gustar.
—dime
David, —Brian ignoro el codazo de papá —el novio de Sami no vino con ustedes
—Sami
no tiene novio —preste especial atención a esta parte —hasta donde yo sé, ella
nunca ha tenido novio
—eso
no es posible —volvió Brian —ella es tan linda, debe de haber habido alguien
—pues,
nosotros salimos un tiempo
—¿ustedes?
—no pude contener mi lengua —tú no eres muy grande para ella
—pues
sí, tengo veintitrés —me quedo mirando fijamente —esa fue una de las razones
por las que no seguimos juntos
—¿y
las otras? —insistió Brian
—pues...
—el pareció dudarlo por un momento, antes de que su mirada se cruzara con la mía y una enorme sonrisa se dibujara
en su rostro—ella está enamorada de un tipo que le decía princesa, —dijo David,
todos se quedaron en silencio y papá me miro —espero que él sea lo
suficientemente tonto y ya tenga a alguien más, así ella volverá conmigo
—tal
vez estas esperando en vano
—no
lo creo, Lucas —se puso de pie —siento que hoy es mi día de suerte
—ya
estoy lista, —Sami entro en la sala —nos vamos, David
—si
princesa —David tomo la mano de Sami y la beso en el dorso —fue un placer
conocerlo señor
—nos
vemos papi —Sami abrazo y beso a papá
Luego
le dio un beso a Brian y uno a mí, el mío fue el más frio y distante de los
otros.
—fue
un gusto conocerte Sami —Paola no dejo mi brazo —tal vez nos veamos luego, me
voy a quedar aquí con Lucas
—entonces
nos veremos luego, —si pensaba que ella fue fría conmigo, con Paola estaba
siendo un tempano —¿me dijiste tu nombre?
Vi
a Brian morder una sonrisa.
—Paola,
mi nombre es Paola
—bueno
Paola, el mío es Samanta —Sami se hecho el cabello sobre un hombro de forma tan
sexy —estoy segura que te veré luego, adiós
Se
dio la vuela y camino al auto de David meneando las caderas de una forma que, estaba
más que seguro, me daría sueños interesantes esta noche. Me iba a morir,
rebobinando lo que se había dicho esta noche, ella estaba enamorada de mí y yo
la había lanzado a los brazos de David.
¿Se
podía ser más idiota? Cuando Paola me miro supe que si se podía, al menos yo
podía.
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