Abrazo
Samanta:
—me
duele mucho —llore en brazos de Mateo.
—ya
estamos cerca —nos informo el chofer de tía Catalina —¿ya le avisaron a su
padre?
Mateo
negó con la cabeza y saco su celular.
—no
lo hagas —suplique.
—ahora
no molestes Samanta, que no estaríamos en este problema si no fuera por ti —se
separo de mi, y aunque lo hizo con cuidado me dolió.
Bruno
estaba mortalmente callado, era raro verlo así, normalmente me gritaba y hasta
esperaba que lo hiciera, porque, podía tratar con un Bruno gritón, pero no con
uno mudo.
No
puedo creer que él se apareciera en el peor momento posible y que además
escuchara a la loca de Paola gritarme lo de Lucas.
Me
llevaron a urgencias y me tomaron una serie de exámenes, que suplique no me
hicieran, solo para que me digan algo que ya sabía. Tenía el tobillo hinchado.
Vi
a Bruno en el mismo momento que él me vio a mí. Mateo se hizo a un lado
dejándonos solos.
—me
duele el pie y… —me quede de piedra cuando Bruno me apretó en un abrazo.
—¿Por
qué nunca obedeces? —se separo un poco solo para poder observarme —¿están
seguros que solo es el tobillo?
—sí,
me pondrán algo para que no se mueva y luego podre ir a casa.
—¿es
verdad lo que dijo esa chica? —moví la cabeza en un sí —¿por eso insistías
tanto en ir? —otra vez moví la cabeza —¿Pedro lo sabe? —otro movimiento de
cabeza, esta vez negativo —puedes contestarme.
—no
sé qué decir
—eso
es nuevo —me abrazo y froto su mano suavemente por mi espalda —hable con papá,
y antes que preguntes, no, no le he dicho nada.
—gracias.
—eso
también es nuevo.
Sebastián
y David llegaron mientras me ponían una férula para que mi tobillo descansara.
El doctor me receto unas pastillas y me dio cita para regresar en tres semanas
a que me quitaran la férula.
En
lo que quedo del día no oí de Lucas. El no llamo a ver como estaba, seguro
estaba molesto conmigo.
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